El Programa Nacional de Reforestación en la Región, continua con la producción de plantas, se cuenta con 2 viveros propiamente de ICF ubicados en la oficina Regional San Pedro Sula, con una capacidad de 60, 000 plantas y el vivero de la oficina local de Santa Bárbara con una capacidad de 20,000 plantas.

La Región Forestal Nor-Occidente en coordinación con los propietarios privados de bosque, Técnicos de UMA y PPAT, ha venido implementando el Sistema de Alerta temprana para la atención de Incidencias Fitosanitarias por Insectos descortezadores e insectos defoliadores obteniendo una mejora en los conocimientos de riesgo y capacidad de respuesta en comparación con años anteriores, presentando un registro actual de 38 reportes de incidencia por insectos descortezadores.

En la actualidad, las áreas protegidas representan las más grandes reservas de bosque, y por ende de bienes y servicios eco sistémico en el país, encontrándose en ellas gran parte de las fuentes de agua que abastecen el consumo humano, doméstico, productivo e industrial del país.

En la Región Forestal existen 10 áreas Protegidas legalmente declaradas con un área total de 146,547.60 has.

La Región Forestal Nor-Occidente cuenta con un total de 86 microcuencas declaradas y 6 en proceso de declaratoria como zonas de protección forestal, lo que representa un total de 31,830.83 ha en áreas bajo régimen especial de manejo (ABREM), que benefician a una población aproximada de 70,067 habitantes distribuidas en 11987 familas de comunidades de los departamentos de Cortes, Santa Bárbara y Yoro.

Se ha logrado destacados avances en la gestión de incendios forestales, evidenciados por la significativa reducción del área afectada en la región, el éxito de estas campañas se atribuye, en gran medida, a la eficaz organización dentro del marco del CONAPROFOR, donde la Región Forestal Noroccidente ha desempeñado un papel de liderazgo durante los últimos años, la coordinación y sinergia logradas a través de esta plataforma han potenciado la efectividad de las medidas preventivas y de respuesta ante incendios forestales, así como también el uso y la implementación efectiva de tecnologías innovadoras, como Smartfire para llevar un control de calidad de áreas afectadas, sensores de alerta temprana, así como al mantenimiento de mapas de susceptibilidad de riesgos.